Nos mostraron que para cuidar el huerto no hay barreras físicas ni mentales, no hay edad, color o género que impida el amor y el respeto por la naturaleza que nos devuelve alimento y salud. Vimos como las matemáticas teóricas se transforman en experiencias significativas cuando las utilizamos para medir, contar, y calcular elementos reales y vivos, que podemos observar y tocar.
Escuchamos de los propios protagonistas cómo aprenden, trabajan y disfrutan en el huerto. Todas y todos con un objetivo común: obtener esos preciosos frutos que nos da la naturaleza, limpios, nutritivos y sanos a cambio de nada más que nuestro esfuerzo, cuidados y amor.
Creo no equivocarme demasiado afirmando que aquella mañana de abril bajo un tiempo nuboso con algunas gotas de lluvia, muchos y muchas salimos del IES Orriols con la sensación que aquella Primavera silenciosa, tan certera y cruda que nos describió magistralmente Rachel Carson en 1962, con amor, paciencia y tesón por fin se va a llenar de zumbidos, aleteos, cantos y gritos de alegría.
Gracias a todos los profes,
y gracias todas las niñas y a los niños que construyen día a día la realidad de mañana.
David Correa Castillo
Soporte técnico educativo en el programa El Huerto Escolar como Herramienta Educativa
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