La flora espontánea enriquece las ciudades pero seguimos eliminándola por su condición de malahierba y la imagen de dejadez que nos transmite. Durante el confinamiento la vegetación espontánea urbana se abrió camino creciendo por las esquinas, entre las grietas de los adoquines, en los alcorques y hasta dentro de las alcantarillas. El Escarabajo Verde ha estado siguiendo el rastro de estas hierbas para saber un poco más sobre ellas y si realmente son tan malas como comúnmente solemos pensar.
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